Las quince competencias
que constituyen el perfil de la persona creativa se clasifican en tres grandes
grupos:
Competencias psicológicas
Hacen referencia a
aspectos poco observables pero que forman la base psicológica responsable de
generar conductas de índole creativa:
- Tener conciencia de ser creativo. La construcción de la personalidad creativa se fundamenta en la creencia de que uno es creativo y de que la creatividad se puede desarrollar y mejorar.
- Autoconocimiento. Se trata de distinguir cuáles son las inteligencias predominantes de cada individuo y desarrollar esas potencialidades.
- Capacidad de introspección. Consiste en pensar con detenimiento y meditar de forma pausada y tranquila sobre las cosas, conectando con lo más profundo de cada uno.
- Automotivación elevada. Cabe distinguir aquí entre motivo (fuerza interna que impulsa a hacer o conseguir algo) e incentivo (estímulo externo que puede ayudar en la ejecución o consecución).
- Curiosidad mental. Es la responsable de la búsqueda de soluciones alternativas, del no conformarse con la primera idea que viene a la mente.
- Pensamiento lógico combinado con pensamiento lateral. Es la unión de la fantasía y la realidad. El pensamiento lateral utiliza la mente de forma no habitual, más allá de la revisión retrospectiva que se usa para encontrar ideas nuevas.
- Intuición combinada con razón. Ser intuitivo no es un poder especial. La educación excesivamente racional es la que frena el obtener más provecho de la capacidad intuitiva natural.
Competencias comportamentales
Se refieren a aspectos directamente
observables, a la conducta. Su origen es la educación y el entorno
individuales:
- Facilidad para formular problemas y concretar focos creativos. Identificar bien un problema permite acercarse a la solución. Una persona creativa tiene claro hacia dónde quiere moverse, aunque eso no significa que sea dogmática ni unidireccional. No busca deliberadamente, más bien abre los ojos y encuentra.
- Búsqueda constante de ideas. La creatividad es un hábito y una forma de ser, que se caracteriza por creer en el aprendizaje y en el cambio.
- Actitud transgresora. Ser creativo implica, en menor o mayor medida, querer, saber y poder ir más allá de los convencionalismos marcados por la realidad y por las circunstancias, ser inconformista.
- Actitud aventurera. Es difícil que exista innovación sin riesgo creativo, sin dejar a un lado el miedo a probar cosas nuevas y a hacer lo que no se ha hecho nunca.
- Liderazgo creativo. La característica clave de este tipo de líder es la fuerza, la ilusión y el apasionamiento con que actúa. Es necesaria mucha resonancia para difundir la creatividad porque muchas veces la resistencia a ser creativo no proviene de las estructuras de poder de las empresas sino de los propios individuos susceptibles de aumentar su potencial creativo.
- Saber pensar de forma ingenua, dibujando, expresando las cosas de formas distintas. Es importante hacer visibles las conexiones creativas de la mente y esto no se limita a hacer listas de cosas.
Competencias técnicas
Son aprendizajes, muy
difíciles de obtener sin una influencia externa, que permiten obtener el máximo
provecho de las otras dos competencias:
- Conocimiento de metodologías creativas. En general, hay dos grandes conjuntos de técnicas, las lógicas y las intuitivas. Es importante moverse con cierta comodidad en, al menos, una técnica de cada conjunto.
- Conocimiento de metodologías y sistemas de innovación. El objetivo final de todo esfuerzo creativo es impulsar la innovación, por tanto el trabajo creativo debe de estar en consonancia con una estrategia bien concebida y desarrollada.
Fuente: Libro Pasión por Innovar - Franc Ponti