Los errores que comenten los Estrategas


Las estrategias cuidadosamente elaboradas y las declaraciones que las expresan determinan la dirección, establecen prioridades y guían la actividad en una firma. También te ayudan a comunicar tu historia al exterior. Las estrategias y declaraciones débiles hacen lo opuesto.

Evita cometer los siguientes errores:

Declaraciones genéricas
Decir simplemente que estás en el negocio editorial, en la fabricación de acero o en el marketing deportivo, dice poco. En ese dominio, ¿Qué te hace distinto? Formúlate esta pregunta: si leyeran tu declaración estratégica, ¿te reconocerían tus clientes? ¿Lo harían tus empleados? Pixar no decía que hacía películas, sino que desarrollaba “largometrajes de animación computarizada con personajes memorables y con historias enternecedoras que resultan atractivas para las personas de todas las edades”.

No hacer concesiones
No puedes ser todo para todos, aunque muchas estrategias y declaraciones débiles presumen serlo de manera no dicha con claridad. Eso no funciona.

Nada de clichés vacíos
Las afirmaciones grandilocuentes que no están apoyadas por detalles creíbles son inútiles. Frases como “Excelente”, “Líder” o “Extraordinaria” no comunican nada específico.

Olvidar los medios
Muchas declaraciones débiles te dicen ansiosamente el qué, pero no te dicen el cómo: las actividades críticas y recursos que permiten que la firma haga realidad su ventaja competitiva. Es por medio del “cómo” que un lector gana confianza sobre lo que haces. ¿Qué te parece más convincente: “Somos el productor de bajo costo”, o: “Somos el productor de bajo costo que opera la planta de dióxido de titanio más grande del mundo, usando tecnología propietaria de DuPont”?

Dejar fuera al cliente
Contar a quién sirves, es una parte crucial de tu historia. No sólo define tu campo de acción, sino quién decidirá en última instancia si lo que haces en verdad importa.

Ser mortalmente aburrido
No hay manera de ser lo suficientemente claro: muchas afirmaciones estratégicas, en sus borradores iniciales, son textos sin convicción, sin inspiración. Pregúntate: ¿Querrías trabajar para esta empresa? ¿Querrías comprarle?




Fuente: El Estratega - Cynthia Montgomery - Harvard Business School

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