El acceso a las oportunidades tecnológicas es cada vez más
fácil. Gracias a la colaboración posibilitada por internet y a la innovación
abierta que esto ha estimulado, vivimos en un mundo en el que abundan las
soluciones y las ideas. El principal desafío que hoy enfrentan los gerentes de
innovación es saber sacar ventaja de todas estas oportunidades. Ser el primero
en lanzar una nueva tecnología es menos importante que ser el primero en
visualizar su mayor potencial no aprovechado en el mercado.
Entre los ejemplos conocidos de empresas que hicieron esto
último se encuentran Nintendo, Apple y Swatch. Las tres han usado la tecnología
para cambiar radicalmente el sentido de las ofertas de su categoría; es decir,
la razón por la cual los clientes compran su producto o cómo lo usan. La
inteligente aplicación que hizo Nintendo de los acelerómetros MEMS (sistemas microelectromecánicos)
transformó la experiencia de jugar con consolas desde la inmersión pasiva en un
mundo virtual hacia una entretención físicamente activa. La creación del iPod y
del iTunes Store por parte de Apple hizo más fácil que las personas descubran y
compren música nueva y la organicen en listas personales, además de ofrecer una
solución al problema de la piratería que amenazaba con destruir el negocio de
la música. Y Swatch usó la tecnología poco costosa del cuarzo para que los
relojes pasaran de ser máquinas que daban la hora a accesorios de moda a un
precio asequible. Estas empresas no fueron necesariamente las primeras en
introducir una tecnología nueva en la categoría de producto (el iPod fue
lanzado en 2001, cuatro años después del primer reproductor de MP3), pero
fueron las que develaron su forma más significativa y rentable.
Se llama epifanías tecnológicas a las estrategias que
generan estos productos. Una epifanía –“la percepción de la naturaleza o
significado esencial de algo”– suele considerarse una revelación súbita e
intuitiva de parte de un solitario genio creativo. Pero se sostiente que las
epifanías tecnológicas no tienen que ser el resultado de esos raros momentos
eureka; pueden ser sistemáticamente producidas por los proveedores de nuevas tecnologías
o por las empresas que las incorporan en sus ofertas.
¿Cómo puede su organización producir epifanías tecnológicas?
Lo normal es que las empresas investiguen las necesidades de
los clientes preguntándoles qué desean o estudiándolos de cerca mientras usan
un producto. Si bien esas labores son muy eficaces en la mejora de productos
existentes, rara vez generan productos completamente nuevos, especialmente si
los usuarios no están familiarizados con la tecnología en cuestión.
Por esta razón, la empresa se debe enfocar en nuevas
visiones que la tecnología podría hacer posible y que para los usuarios podrían
ser más significativas que los productos existentes. El primer paso para
obtener esas visiones es encontrar intérpretes, expertos que han estudiado a
los mismos usuarios de su producto, en el mismo contexto, pero desde
perspectivas diferentes.
Puede ser gente de dentro o fuera de la organización:
académicos, investigadores, diseñadores o personas de otros sectores o
proveedores de tecnologías complementarias.
¿Cómo encontrar a los intérpretes correctos?
Las empresas que buscan epifanías tecnologicas deberían recurrir a intérpretes
y para tener más probabilidad de encontrarlos deberían responder a las siguientes
preguntas:
Observe toda la experiencia del usuario
- ¿Cuál es la experiencia de sus usuarios antes, durante y después de que interactúa con su producto?
Busque fuera de su red
- ¿Qué ámbitos inusuales (campos con los que su empresa no interactúa normalmente) también e interesan en la experiencia completo de sus usuarios?
Busque investigadores revolucionarios
- ¿Quiénes son los que en cada ámbito están investigando esa experiencia?
- ¿Quiénes entre ellos podrían ser pasados por alto por sus competidores?
- ¿Quiénes son los investigadores emergentes que están explorando nuevas perspectivas?
- ¿Pueden los intérpretes seleccionados escoger otros intérpretes?
En los mercados donde todos pueden acceder fácilmente a
nuevas tecnologías, los grandes ganadores no suelen ser las empresas que las
obtienen primero y que las usan para mejorar productos existentes. Son las
empresas que entienden la forma de usar esas tecnologías a fin de crear para
sus clientes experiencias mejores que las aplicaciones que ya existen. Y los
mayores ganadores serán las empresas que aprendan a producir sistemáticamente
una epifanía tras otra.
Fuente: Harvard Business Review
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